Aliviar de manera rápida tanto dolor en su corazón, imposible. Nunca jamás nuestro corazón se alivia de manera total, de la pérdida en la muerte de un ser querido. Morir es parte de nuestra imperfección, nadie escapamos. Todos hemos llegado a ser prisioneros de la muerte, debido a la desobediencia de nuestros primeros padres; Adán y Eva. En Génesis 3:3 leemos: «Pero, del fruto del árbol que está en medio del jardín, Dios dijo: no deben tocarlo. Si lo hacen morirán» Al desobedecer, ellos, se convirtieron en seres imperfectos. Y la imperfección, la heredaron a sus descendientes. Al ser nosotros descendientes de Adán y Eva, enfermamos, envejecemos y morimos. Pero, dentro de todo el mucho dolor que en éstos momento los embarga, hay una hermosa noticia que los ayudará a soportar tan grande pérdida; la esperanza de la resurrección. Dios Promete que los muertos volverán a vivir. En Isaías leemos las siguientes palabras: “Tus muertos vivirán. Mis cadáveres se levantarán. ¡Despierten y griten de alegría, residentes del polvo! Porque tu rocío es como el rocío de la mañana, y la tierra dejará que los que están impotentes en la muerte vuelvan a vivir”. Gracias al sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo, hoy tenemos la esperanza de vivir para siempre y de ver volver de la muerte a nuestros seres queridos.
Los invito a visitar jw.org, ahí encontrarán más razones por las que, si podemos confiar en las promesas de Jehová.