Claudia Berasaín Mastretta
Falleció en Monterrey, Nuevo León el día 22 de octubre 2017
La familia Feldman Posada envía sus más sentidas condolencias a las familias: Berasaín Mastretta, Bersaín Halabyd y Berasaín Sampieri. Esperamos su pronta resignación
Esta es una necrológica de Claudia Berasaín Mastretta publicada debido a su fallecimiento el en Monterrey, Nuevo León. Para contribuir a su obituario o para enviar condolencias a la familia de Claudia Berasaín Mastretta, por favor escribe un comentario.
Lamento mucho su pérdida de la señora Claudia les quiero compartir algo que me ha ayudado cuando he pasado esta situación muy difíciles allí en la palabra de Dios la Biblia un texto que a mí me ha ayudado mucho es Apocalipsis 21:4 ahí dice: y le secara toda lágrima de sus ojos y la muerte no existirá ni habrá más tristeza ni llanto ni dolor las cosas anteriores han desaparecido Reciban mis más sinceras condolencias.Si desea más información puede ingresar a la página oficial jw.org
Cuando muere alguien muy querido nos duele mucho y deja un profundo dolor
Al mismo tiempo nos preguntamos por qué por qué murio
La biblia nos anima y al mismo tiempo nos da respuestas claras
Sobre la muerte
Es normal hacerse esa pregunta, especialmente cuando fallece alguien querido. La Biblia dice que lo que causa la muerte es el pecado (1 Corintios 15:56).
¿Por qué todos pecamos y morimos?
Los primeros seres humanos, Adán y Eva, perdieron la vida porque se rebelaron contra el Creador (Génesis 3:17-19). Al pecar, se alejaron de Dios, “la fuente de la vida”, lo cual solo podía llevarlos a la muerte (Salmo 36:9; Génesis 2:17).
Adán transmitió a sus descendientes el pecado, un defecto hereditario. La Biblia lo explica así: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12). Como todos pecamos, todos morimos (Romanos 3:23).
El fin de la muerte
Dios ha prometido que él “se tragará a la muerte para siempre” (Isaías 25:8). Pero para ello, tiene que acabar con la raíz del problema: el pecado. Esto lo logrará mediante Jesucristo, quien “quita el pecado del mundo” (Juan 1:29; 1 Juan 1:7).
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